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Entrevista Álvaro Lobo, SJ, Delegado de la Subcomisión de Pastoral Juvenil y Colegial de la Provincia de España de la Compañía de Jesús y coordinador de Pastoral SJ

“La identidad jesuita hay que marcarla sin miedo en los centros; si ahogamos lo que somos nos disolveremos en el mar de los otros colegios”

“Tenemos que plantear nuestra identidad no solo convencidos, sino de una forma convincente”
“En estos tiempos tan confusos, lo importante es la claridad. La identidad religiosa marcará nuestra diferencia con otros centros”
“En las RRSS hay mucha visceralidad y no cabe el matiz. Tenemos que preparar a nuestros alumnos para que sepan interrogarse y hacer frente a la realidad con una visión más profunda”

Álvaro Lobo, SJ, Delegado de la Subcomisión de Pastoral Juvenil y Colegial de la Provincia de España de la Compañía de Jesús y coordinador de Pastoral SJ ha visitado durante el mes de octubre algunos de los centros de la Fundación SAFA, donde ha tenido la oportunidad de conocer de primera mano la labor nuestros centros. En su recorrido ha destacado el gran valor de la diversidad que hay en los colegios y señala su marcada identidad como máximo pilar.

Álvaro además es escritor y se ha convertido en una voz de referencia en las RRSS. Ha sido el coordinador de la presencia de EDUCSI en la Jornada Mundial de Juventud, a la que han asistido un total de 537 alumnos de colegios Jesuitas de toda España.

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🔵 Has tenido la posibilidad de tomar el pulso a varios de los centros de SAFA ¿cuál ha sido tu impresión?

Álvaro Lobo (AL): Bueno, ante todo he podido comprobar la grandísima diversidad que hay en todos los centros de la Fundación SAFA; esto te ayuda a perfilar el modo de trabajar desde la perspectiva de los 68 centros Educsi. Otro aspecto a destacar es el sentimiento de familia tanto desde los propios colegios como la relación entre los centros de la Fundación SAFA, que tienen una identidad muy marcada y eso es muy bueno. También he visto que en muchos colegios, la dificultad de la escolarización, está siendo una oportunidad para resaltar su identidad como colegios cristianos católicos dirigidos por la Compañía y de lo que está siendo un problema están logrando una virtud.

🔵 Para hacer frente a esta bajada de natalidad, y conseguir la fidelidad de nuestras familias y la confianza de las que aún no lo son, se está trabajando en esa búsqueda de identidad ¿qué consejos nos darías para definir aún más esta identidad en los colegios SAFA?

A L: Yo creo que normalmente hay varios puntos. Primero, la identidad no se busca fuera sino en la propia historia y en el origen de los colegios, y la identidad puede marcar la diferencia con otros colegios. Los padres, a veces, no saben muy bien lo que determina a cada colegio. Y segundo, cuando hablamos de identidad cristiana, jesuita y católica, no hay que tener miedo a explicitarlo, no ir con medias tintas, que parezcamos que somos creyentes, pero no lo somos… En estos tiempos tan confusos es importante la claridad. Si ahogamos lo que somos nos disolveremos en el mar y nos volveremos como otros tantos colegios.

🔵 En tu texto sobre “El arte de construir catedrales” se habla de la gran responsabilidad que tienen los colegios y una de las bases o pilares que das es precisamente esa, construir la catedral desde la fe.

AL: Sí, no podemos olvidar la fe. Nos tenemos que preguntar: ¿nos creemos que una sociedad con fe es una sociedad mejor? A veces, nos planteamos la fe como un complemento para las personas, pero la fe aparece como un recurso, una ayuda, un complemento en los momentos de mayor dificultad. Los momentos más importantes de nuestra vida pasan por una iglesia y por un hospital, y es ahí donde la fe se hace más necesaria; pero a veces, no nos damos cuenta de eso. Hay veces que pensamos que como hay gente que no cree en eso, pues por no ofender… pero transmitir a un Dios que es amor y amor al prójimo no puede ofender a nadie.


🔵 Para tener claro hacia dónde vamos es necesario saber de dónde partimos, ¿en qué punto se encuentra la pedagogía ignaciana en los centros SAFA y cuál debe ser el mensaje común?

AL: Tenemos el reto como colegios de profundizar en nuestra identidad cristiana y una identidad en diálogo con otras visiones del mundo. Esto no es una guerra, no es la reconquista, es una forma de plantear nuestra opción, no solo convencidos, sino de una forma convincente. Desde el subsector de pastoral planteamos tres ejes: transmisión de la fe, cultura vocacional y una pastoral que impregne todas las dimensiones del colegio.

La línea es transmitir que la fe es algo bueno y que todos somos cómplices de su buena transmisión, no todos somos pastoralistas ni jesuitas, pero sí tenemos que poner los medios para que esa vela vaya encendiendo otras velas.


🔵 ¿Cómo podemos acercarnos más a Educsi desde las aulas?

AL: La mejor forma es sintiéndose parte de una gran red y no tener miedo a formar parte de esta gran familia que es la Compañía de Jesús. En el fondo, lo que nos une no es un logo sino una misión y una pasión por la fe en Jesús y un modo que es la espiritualidad ignaciana. Si cuidamos esto, tendremos lo otro. Si solo hay identidad de logo, sin profundizar en lo espiritual, tendremos un vínculo ficticio.

🔵 Una herramienta para sembrar la huella ignaciana es Pastoral Juvenil ¿cómo te resultó organizar la experiencia de la Jornada Mundial de Juventud, donde participaron más de medio millar de jóvenes de colegios de la Compañía, de los que 50 eran de SAFA?

AL: Bueno, es un proyecto que ocupó más del 30% del mi tiempo el año pasado y esto requiere, por un lado, convencer a la gente y hacer equipo y luego una gran pelea administrativa para gestionar los documentos de 537 personas. Pero es algo que merece la pena. No conozco a ninguna persona que se haya arrepentido de ir, pero conozco a muchos que se han arrepentido de no ir. Es una experiencia muy dura y muy exigente, pero ahí Dios obra y hace sus milagros y lo que nos podría parecer duro, para los chavales es una gran experiencia de Dios y única en sus vidas.

🔵 ¿Requiere mucha preparación o formación para las personas que van?

AL: Requiere saber a qué vas. Es como si fuera un camino de Santiago urbano, es duro, pasas calor, comes mal y duermes peor, eso no lo vamos a negar. Por eso hay que saber afinar y saber a qué vas. Si vas en modo turista, todo serán problemas, si vas en modo peregrino todo serán momentos de encuentros con el prójimo y con Dios. Cuando ha habido alguna dificultad con alguien es porque no sabía a lo que iba. Los que sí lo saben han funcionado muy bien.

🔵 Tener la oportunidad de hablar contigo me parece una ocasión muy buena para trasladar una visión más moderna y fresca sobre la espiritualidad a los colegios jesuitas ¿qué mensajes crees que deben dar estos centros?

AL: A mí me gustaría que las personas trabajasen en red, que se no se sientan solo como SAFA sino como miembros de la gran Compañía de Jesús, parte de los 68 colegios de la red Educsi, y de los 2.000 centros que tenemos por todo el mundo. Otro mensaje claro es que debemos transmitir pasión por anunciar el Reino de Dios. Tenemos entre nuestros alumnos gente deseosa, en un mundo en el que faltan referentes y donde falta mucho sentido. Y nosotros tenemos un mensaje de la espiritualidad ignaciana y del Evangelio que da igual el tiempo y la cultura porque sigue siendo novedoso. Ahora en esta crisis-guerra entre Israel y Palestina se ve claramente cómo el mensaje de Jesús del ojo por ojo está más de actualidad que nunca. Lo cual demuestra que el Evangelio tiene algo que decir a los hombres y mujeres del siglo XXI.


🔵 Creíamos haber encontrado norte en nuestra búsqueda interior durante el Coronavirus, pero no sé si ha sido así. ¿Cómo crees que afectó la pandemia en la forma de enseñar en nuestros centros escolares? ¿Cómo crees que afectó a la sociedad en general?

AL: El Coronavirus creó muchos problemas de salud mental, como la anorexia, la adicción a las pantallas y hasta giros de vida que en otro contexto no se darían. Creo que también ha posibilitado un modelo más híbrido con la implantación de las tecnologías, que ahora son más efectivas en el aula, lo cual es algo muy positivo. Sin embargo, la sociedad es de memoria frágil por desgracia, por lo que no creo que haya aprendido mucho más a funcionar con el coronavirus. Ya me habría gustado a mí que hubiéramos aprendido a crear más vínculos o planteamientos más fraternales. Soy un tanto escéptico en este sentido. También han cambiado las formas de ocio. Pero habrá que verlo todo, porque estos análisis se ven más claros en décadas, no en años.

🔵 Has abierto unas importantes ventanas de comunicación a los jóvenes en las Redes Sociales. ¿Cuál es el principal mensaje que quisieras darles a los jóvenes?

AL: Uno de los principales mensajes es que se atrevan a vivir en serio su vida y que no se dejen llevar por la corriente ni por las modas. El mundo no deja de ofrecer propuestas de ocio, ideologías, identidades, que en general no satisfacen la vida de las personas. Yo quiero hacer una llamada a vivir en serio y a descubrir qué soñó Dios para cada uno de ellos. Mi mensaje es una propuesta de felicidad y de bien para el mundo, lo cual no significa estar exento de sufrimiento.

🔵 Consigues transmitir tus mensajes por distintos canales de comunicación que llegan con éxito a miles de personas ¿qué plataforma consideras más efectiva y segura en el siglo XXI?

AL: Cada vez vivo las RRSS como misión más que como ocio, porque al final desgastan. Yo lo primero que les diría a estos jóvenes que me siguen es que, principalmente, lean cosas más profundas; pero si tuviera que elegir cómo transmitir mi mensaje, me decantaría más por Twitter que por Instagram. Pero aún así, no me convence mucho esta forma de comunicar porque hay mucha visceralidad y no cabe el matiz. Tenemos que preparar a nuestros alumnos para que sepan interrogarse y no se dejen llevar por lo que pueden ver en las redes sociales, porque eso difiere mucho de la realidad.

🔵 La asignatura de Religión sufre altibajos cada vez que hay cambios en los procesos legislativos, ¿qué papel juega hoy en día en la educación integral del alumnado?

AL: La Religión está sometida a los vaivenes políticos, eso sin duda. Hay que tener claro que es una asignatura igual que las otras por lo que su desarrollo compete, no solo a Pastoral, sino a la dirección del colegio, jefaturas de estudios y todo el profesorado. En el fondo tiene un componente espiritual y trascendente de la persona y otro componente cultural importante. No podemos disfrutar de una visita al museo del Prado sin tener algunas nociones de Historia o de Teología. La cosmovisión en este lado del mundo, por muy secularizada que esté, sigue siendo una cosmovisión cristiana, por lo que si no tenemos estas raíces, no podemos comprender el mundo de hoy y eso es lo que queremos que hagan nuestros alumnos.

🔵 Tras el gran reto de organizar la JMJ 2023, en estos momentos ¿en qué proyectos estás embarcado?

AL: Suelo dedicar mucho tiempo a escribir, pero ahora mismo no lo tengo. Están previstos varios proyectos para Educsi, pero hay que definir si son para este año o el siguiente. Hay un libro en mente, pero para escribir hay que encontrar tiempo para leer. Por el momento, es un proyecto futuro.

🔵 Quisiste ser periodista e historiador, estudiaste enfermería y antropología, y ahora llevas 13 años como jesuita, ¿qué te despierta la fe por seguir a Dios, finalmente?

AL: La verdad es que cuando yo vivía en París era muy feliz, es más aún me viene cierta nostalgia de ese tiempo. Mi vocación no fue fruto de ningún cañonazo. Pero me di cuenta de que el siguiente paso al que me llamaba Dios era ser jesuita, Y segundo, una moción que yo creo que me ha ido regalando Dios es darme cuenta de que el mejor modo de servir al mundo es siendo jesuita. Si no fuese jesuita, sería un enfermero normal, ni bueno ni malo, pero siendo jesuita creo que puedo ayudar más al mundo y desde esa óptica es desde donde yo leo mi vocación.

🔵 He leído que tu madre no quería que vistieses de cura, ¿por qué?

AL: (Risas). Bueno he vestido de cura cuando ha hecho falta, pero sí es verdad que en la sociedad hay mucho prejuicio a lo religioso. Yo puedo oír comentarios en contra de la Iglesia y me puedo defender, pero la gente es muy tolerante con muchas cosas pero no con lo religioso, y a un familiar le puede doler y a mi madre le preocupaba, le dolía y le sigue doliendo, porque, insisto, la gente no es tolerante con lo religioso.

🔵 Has dicho en alguna ocasión que cada jesuita es distinto a otro, por las distintas misiones que tenéis encomendadas, ¿qué te define a ti?

AL: En la ordenación de diácono me gustó mucho el servicio a la palabra de Dios y en calidad de comunicador intento trasladar la palabra de Dios adaptada a los días de hoy. Y luego, trato de encender fuegos y poner a la gente en movimiento. Eso es lo que realmente intento y creo que es lo que me define.

🔵 Y por último, has colaborado con un coworking ayudando a jóvenes emprendedores. ¿Cómo ayuda un jesuita en esta misión emprendedora a la sociedad?

Bueno, eso fue durante mi estancia de estudios en París. En ese momento había varias dimensiones. Por un lado, el acompañamiento espiritual de algunos que venían a hablar contigo, porque en el fondo la gente tiene sed de Dios; siempre tenemos ciertos aspectos que nos cuestan mucho trabajar, las dudas, los miedos, las preguntas que uno se hace… y ahí estaba mi labor de acompañamiento. Otra dimensión era la de dar identidad jesuita al centro. En el fondo, un coworking es un espacio muy innovador que en la época de San Ignacio no existía. Pero, ¿por qué no puede tener un matiz jesuita un coworking? Esto es algo que está en proceso. También hacíamos talleres para ayudar a descubrir la finalidad profesional. En el fondo ayudábamos a poner nombre a la vocación que llevaba cada uno. Los espacios de coworking también son lugares a donde va la gente un poco rota; en algunos casos porque es gente que ha podido tener una carrera profesional brillante y a los 30 años hace crack y se da cuenta de que eso no es lo suyo, o hace un burnout y entonces recomienza su proyecto. Pero claro, no vale tampoco cualquier proyecto. Hay mucha incertidumbre, porque está su dinero en juego, su futuro y su vida. Es un espacio bastante curioso para trabajar. Este coworking aún sigue en activo en París.

🔵 Finalizada tu formación parisina, ahora ejerces tu misión desde Zaragoza, ¿te veremos en breve, de nuevo por Andalucía?

Sí, claro, en dos semanas voy a visitar los colegios de Málaga. Yo voy a Andalucía de forma recurrente y la verdad es que para mí es un regalo tanto ir a los colegios de la Fundación Loyola como a los de la Fundación SAFA y además, me encanta bajar a Andalucía.

¡Gracias por tu generosidad Álvaro Lobo sj!

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